Así les va, así nos va

Es un hecho que en la «war on terrorism«, una de las principales causas del desastre es la absoluta ignorancia de muchos dirigentes acerca de la misma naturaleza de los problemas a los que se enfrentan.

Leo la preocupación en el blog de Foreign Policy por el desconocimiento del Sargento Silvestre Reyes de temas tan poco importantes como cuál es la diferencia entre chiítas, sunitas y nacionalistas Árabes o «panarabistas». Preocupacion creciente cuando ha sido nombrado «chaiman» del House Intelligence Committee.

¿Ha de tomar decisiones de importancia y relevancia ya no nacional sino mundial una persona que, puesta contra las cuerdas por un periodista, cree que Al Qaeda es principalmente chií pero «incluye a los dos»? (enlace al artículo)

Al Qaeda is what, I asked, Sunni or Shia?

“Al Qaeda, they have both,” Reyes said. “You’re talking about predominately?”

“Sure,” I said, not knowing what else to say.

“Predominantly — probably Shiite,” he ventured.

Preguntado por Hezbollah, el sargento se embarró y eludió como pudo responder.

And Hezbollah? I asked him. What are they?

“Hezbollah. Uh, Hezbollah…”

He laughed again, shifting in his seat.

“Why do you ask me these questions at five o’clock? Can I answer in Spanish? Do you speak Spanish?”

“Poquito,” I said—a little.

“Poquito?! “ He laughed again.

“Go ahead,” I said, talk to me about Sunnis and Shia in Spanish.

Reyes: “Well, I, uh….”

«Poquito» no es precisamente lo que se puede saber a la hora de enviar una expedición militar al centro de Oriente Medio. Sabiendo «poquito», se puede creer que Hezbollah y Al Qaeda forman parte de una misma expresión de odio terrorista, cuando no podrían ni verse entre ellos. Pensando «poquito», se ignora que Al Qaeda nació para luchar contra la monarquía de Arabia Saudí, demasiado corrupta y demasiado «poco suní». Sabiendo «poquito», se puede pensar que la mezquita de Samarra sólo era un templo más para los chiís. Leyendo «poquito», y sumando intereses transnacionales propios y ajenos, se puede crear una inexistente red de «global terrorism», una hidra de mil cabezas a la que cortas una y crecen dos y a la que todo gobernante interesado (Putin en Chechenia, tristes intereses en España, etcétera) pueden añadir a quien les de la gana para legitimar lo inlegitimable, amparado todo bajo un mismo manto ideológicamente tan imposible como insostenible.

Así nos va. Poquito a poco, hacia atrás.