Haciendo la guardia

Tengo una sensación de deja-vu. Veo en Guerra y Paz – magnífico blog sobre asuntos internacionales, por cierto – que «Le Monde, referencia de la izquierda francesa, azuza, una vez más, a la política socialista» (enlace)

No es que Le Monde esté haciendo campaña por Sarkozy, pero sí parece que tiene sus más y sus menos con la candidata. Ahora da voz al presidente del sindicato de la prensa regional:

«Sí, el sindicato ha sido deliberadamente el instrumento de una campaña orquestrada. No, señora Royal, no hubo presiones de Nicolas Sarkozy [para que no se celebrara el debate]. Al contrario, ha habido presiones muy fuertes de su lado, ejercidas directamente por su equipo, y también por usted misma a través de sus declaraciones »

Mi deja-vu viene de cuando, en periodistas21, se hablaba de que ZP no estaba muy a gusto con El País. Varios tirones de orejas habían venido desde los editoriales del periódico y eso, la verdad, no tiene que sentar muy bien cuando se supone que tú eres el que manda.

Teorías hay para dar gusto. Hay quienes dicen que los editoriales marcan la agenda del gobierno. Caso, por ejemplo, de los que han hecho de PRISA su pesadilla particular y la quieren ver hasta en la sopa. Otros afirman que más bien es la prensa la que mendiga favores. A mí me parece más lógico que se trate de una relación dialéctica, de afección mutua.

La pérdida de favores de Royal y ZP se explicaría por cuestiones ideológicas. Para que luego digan que aquí don Dinero es quien mueve todo. El País y Le Monde, periódicos hermanos en espíritu y en accionariado, han crecido con una izquierda (o un centro-izquierda) a la que ZP y Royal pretenden dar finiquito con cuatro estocadas. La verdad es que, con ZP al igual que con Royal, todo parece cuestión de voluntad. Conectan en un discurso entusiasta y voluntarista, arriesgado, valores que seducen quizá a los jóvenes hastiados del Partido con una Pe enorme, pero que escandalizan al barón socialista (sea francés o español).

La verdad sea dicha, el «zapaterismo» como forma de hacer política, más que como política propiamente dicha, no ha logrado atraer lo suficiente (atraernos) a los votantes de la izquierda. Royal, con sus evidentes diferencias, está encaminada por la senda del voluntarismo ZP. Y, aunque los cuadriculados barones no sean tampoco una bendición, la verdad es que a veces se echa de menos un pelín más de ideario y menos gestos complacientes y buenas voluntades.

Y, si no, véase cómo, en plena esquizofrenia, el gobierno le da un palo a la SGAE y cía tras meses de cortejo. Cuando ya lo dábamos todo por perdido. ¿Y esto?

La caricatura es del genial Peridis
Los derechos, suyos también
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